martes, 5 de agosto de 2014

QUÍMICA

Concepto, objetivo y división de la Química


La Química es la ciencia que trata de la constitución y transformación de la materia. No sólo estudia las sustancias que componen los seres vivos e inanimados, sino que se dedica también al descubrimiento de sustancias inexistentes en la naturaleza. Éstas, por sus propiedades y aplicaciones, son en muchos casos de valor incalculable. 

El primer objetivo de la Química es averiguar cómo pueden identificarse o distinguirse los materiales. Para ello no se interesa únicamente por las propiedades accidentales, como el tamaño y la forma, sino también en las propiedades específicas de la clase de materia que se encuentra en cualquier cuerpo. Así, por ejemplo, una vasija de plata y un electrodo de este metal difieren de tamaño, forma y utilidad, pero químicamente son en esencia idénticos ya que están hechos con el mismo material.

El estudio de las transformaciones de unos cuerpos en otros, conocidos con el nombre de reacciones químicas, es el segundo objeto de la Química.

Generalmente, se distinguen en Química las seis subdiviones siguientes: 1) general, que determina las leyes que rigen la interdependencia de los fenómenos químicos; 2) inorgánica, que trata de los cuerpos cuyo origen es independiente de la vida; 3) orgánica o del carbono, que comprende todas las combinaciones del carbono producidas por los seres vivos o por síntesis; 4) analítica, que estudia los métodos de reconocimiento y determinación de la composición de las sustancias; 5) biológica o Bioquímica, prolongación de la química orgánica, que analiza las reacciones en los tejidos vivos; 6) física, que introduce las medidas físicas en el estudio de las reacciones químicas.

Pueden considerarse como ramas especializadas de la Química, la Termoquímica, la Electroquímica, la Metalurgia, etc.

La existencia de campos que no pueden integrase claramente en la Química o en la Física dificulta la delimitación precisa entre estas dos ciencias.

Reseña histórica

La Química ha sido objeto de estudios desde la más remota antigüedad. Los chinos trabajaron los metales, conocieron la pólvora y elaboraron una cerámica de colores. Los egipcios purificaron los metales nobles y recurrieron a esta ciencia para embalsamar los cadáveres.Griegos y romanos explotaron minas de oro, hierro y cobre. En el siglo v a. de J.C., los filósofos griegos  LEUCIPO y DEMÓCRITO DE ABDERA establecieron las bases de la atomística.

Los árabes, durante la Edad Media, transmitieron a Occidente el legado cultural helénico y los cultivadores de esta ciencia recibieron el nombre de alquimistas. Estos conocían ya la volatilidad del azufre, las amalgamas, el sublimado corrosivo, el vitriolo y el agua regia; en los laboratorios que tenían se operaba mediante destilación, copelación, disolución, cristalización y calentamiento. Uno de los objetivos que pretendieron alcanzar los alquimistas medievales  fue el de encontrar la llamada piedra filosofal, capaz de transformar en oro cualquier otro metal, y se esforzaron también en descubrir el elixir de la vida para intentar prolongar la existencia humana por tiempo indefinido.

Los alquimistas occidentales, poco antes del Renacimiento, habían conseguido aislar el bismuto y obtener conocimientos bastantes completos acerca del antimonio, arsénico, ácido clorhídrico, ácido sulfúrico, espíritu de vino, etc. Entre los sabios más destacados se pueden citar a AVICENA (980-1037), AVERROES (1126-1198), ARNAU DE San ALBERTO MAGNO (¿1200-1280?) y Raimundo LULIO (1235-1315). Los más brillantes químicos del siglo XVI fueron PARACELSO  (1493-1541), Georg AGRICOLA (1494-1555) y el ceramista francés Bernard  PALISSY (¿1510?-1589 ó 1590).

Un nuevo concepto de la Química se desarrolló a partir del siglo XVII. Se desecharon los métodos antiguos y se adoptaron otros que dieron gran impulso a esta ciencia. Jean-Baptiste Van Helmont (1577-1644) descubrió la existencia de gases distintos de los del aire; Robert Boyle (1627-1691) estudió la presión de los gases, aisló el hidrógeno e investigó sobre los ácidos, las soluciones salinas, la acetona y el sulfato de mercurio. Junto a éstos hay que citar a los alemanes Johannes Rudolf GLAUBER (1604-1668), Hennig BRANDT, m. en 1692, Georg Brandt (1694-1782), descubridor de la alúmina, la magnesia y el manganeso y autor de un procedimiento para extraer el azúcar de la remolacha; y al sueco Axel Fredrik, barón de Cronstedt (1722-1765), quien halló el níquel y clasificó los minerales. El español Fausto de Elhúyar (1757-1833) figura también entre los científicos distinguidos de esta época, gracias a haber sabido aislar el wolframio. Por último, los británicos Joseph Black (1728-1799), Henry Cavendish (1731-1810) y Joseph Priestley (1733-1804) hicieron importantes estudios.

Descubrimientos de nuevos elementos

Los notables trabajos del francés Antonie Laurent de Lavoisier (1743-1794) dieron un nuevo rumbo a la Química moderna, en la que brillaron Humphry Davy (1778-1829), John Dalton (1766-1844), Joseph Gay-Lussac (1778-1850), Avogradro (1776-1856) y Jacob Berzelius (1778-1848). En esa época se establecieron las grandes leyes numéricas en la que se apoya la Química.

La clasificación periódica de los elementos fue fruto de los trabajos del ruso Dimitri Mendeleiev (1834-1907). A partir de entonces, y gracias también al análisis espectral, se descubrieron numerosos elementos nuevos: rubidio, cesio, talio, indio, galio, bromo, flúor, gases raros, etc.

A los nombres de Marcelin Berthelot (1827-1907), Francois Raoul (1830-1901), Jacobus Henricus Van't Hoff (1852-1911) y svante Arrhenius (1859-1927) hay que añadir e l de numerosos investigadores que, integrados en equipos, han permitido el rápido progreso de la Química nuclear. Gracias a ella se han descubierto los elementos transuránicos.

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